5 de noviembre de 2007

la número 13

Hay una gran controversia sobre si Ofiuco debe o no ser un signo zodical.

el motivo es el siguiente:

Los fenicios, primeros observadores del cielo, dividieron el firmamento a partir de las 12 constaleciones que se continúan una a otra a través de los meses. hará unos 6.000 años (4.000 antes de Xto). La división fue sencilla de hacer a partir de continuar la estrella zeta con la Alfa de cada constelación.

Seguidamente se dividió el hemiciclo del cielo en 12 partes iguales, y el calendario se ajustó a cada una de ellas, llamándose mes (ermpezaban el 20 de cada mes actual nuestro y duraba 28 lunas).

Como esto no era muy fiable ya que las 28 lunas dejaban escapar dias a lo largo de los años, se acomodaron en 30 o 31 entrados los años medievales, una vez que se comenzó en el horario juliano y calendario cirílico.

Posteriormente los griegos con sus mediciones y por supuesto sin ánimo de modificar mucho ya que eran grades amantes de la tradición fenicia y mesopotámica, vieron que las 12 constalaciones que se continuaban nolo hacian de forma correcta y entre la de virgo y la de libra quedaba un hueco. un hueco tapado por una constalación llamada Ofiuco. La constalación nº 13.

como ya no era posible hacer cambios en los calendarios de todo el mediterráneo, se mantuvieron los 12 meses, los 360 días y las 4 estaciones cada una con 3 meses.

2.000 años después un grupo de americanos decidió que la tradición no podía ser seguida ya que los 12 signos del zodíaco que representaban (más o menos) cada mes, en realidad deberían ser 13, ya que de esa forma encajarían con el hemiciclo del cielo y las estrellas que realmente se encuentran en cada zona en el momento del nacimiento de la persona.

Debido de nuevo a la tradición, esto se descartó hará unos 10 años, y todo quedó tal y como decidieron los fenicios.

cuando todo va

cuando todo va
simplemente marcha de la forma que esperamos.
joder, que bien va todo cuando no sucede lo que imaginábamos.
esa oferta de trabajo tan jugosa,
esas ganas de que llamen,
para que al final, contra todo pronóstico,
no lo hagan.

Como dice mi hermana. ¿Por qué?

Todo tiene un porqué.
¿Quién me iba a decir que lo que me esperaba una semana después iba a ser mucho mejor, en la línea de lo que necesito?

La vida juega con nosotros mientras nuestras cabecitas ¡pobres cabecitas! quieren jugar con ella.

Será hora de darnos cuenta de que nosotros pertenecemos a este mundo,
que no somos el ombligo de todo
y de que estamos hechos para vivir en esta vida, y no esta vida para nosotros.