19 de abril de 2006

mis pies tristes

los odios macilentos
no necesitan siquiera existir
pero ahi los tenemos
extraños
recatados
hambrientos
para venir a por mi.

los monarcas nocturnos
nos enredan en sus patas.

calientes, callados,
apartados de la nada.

los odios engreidos
ni siquiera permanecen
oscuros, distantes,
cansados
de huir,
mis pies tristes.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Solo me gustaria comentar que aunque parece una tonteria el odio a veces, ayuda a estar en forma contra cosas indeseables de la vida y tranquilo por los piues cansados porque tarde o temprano sale callo.

Musus desde Muskiz.