15 de septiembre de 2006

Mariano el lefoso

Mariano no era un mal hombre, tenía mujer y dos hijos que había hecho por necesidad de continuar con la cultura que le rodeaba pero no por gusto.
 
Mariano era político, pero meramente un politicucho que nunca llegaría a nada, tampoco se planteaba ascender ni ser un cabeza de serie, se conformaba con el puesto que tenía dentro de su partido y nada más.
 
Vivía en un ático con su mujer Mariana y sus dos niñas, Margarita y Felicia, con un canario y tres peces de colores. En el despacho solamente tenía dos carpetas y un portátil y no soportaría tener nada más sobre la mesa que la foto de su mujer con las niñas y unos columpios detrás.
 
Sin embargo Mariano tenía un lado oscuro. Mariano era lefoso, una condición que le propiciaría unos cuantos disgustos en su vida, pero el del otro día era mucho peor.
 
La secretaria de la derivación estatal de ayudas e integración de inmigrates en España estaba conversando con él en el despacho, ya que tenían que tratar un tema muy importante; se estaban regalando un par de miles de pisos a diferentes inmigrantes para conseguir su voto y debían hacer que el resto de la ciudadanía no se enterara del chanchullo. De repente el Mariano empezó a sentir en su mente los pechos turgentes de Felipa Trespiedras, la secretaria de la derivación estatal. Su pene empezó a chorrear leche por el pantalón y empezó a gotear por la parte de abajo del pantalón.
 
Felipa, que de tonta no tenía nada se arrodilló en cuanto descubrió que el Mariano, lefoso él, estaba teniendo un orgasmo predestinado para ella y empezó a comer de la fuente.
 
Después de tener todo salpicado, pues para sacar la manguera que no dejaba de chorrear debía moverla, se la introdujo en las fauces y empezó a tragar, la pobre, sin saber lo que se le avecinaba.
 
El Mariano cachondo perdido y sin dejar de vaciarse por dentro, agarró la nuca de la Felipa sind arse cuenta de que su rostro se estaba oscureciendo y no de placer exactamente.
 
La Felipa, después de los 5 minutos que tardó el Mariano en dejar de eyacular, cayó postrada al suelo rellena como una aceituna y del colapso de tener las tripas rellenas de leche condensada se quedó fulminada en el suelo dejando su cargo a una becaria zorrona que se acostaba con el presidente del partido y estaba deseando verla muerta.
 
Al tiempo de perecer vió como el Mariano se quedaba estupefacto, pues había recibido en su despacho una visita inesperada, la Mariana con un taperware de croquetas de pollo que al ver la escena dejó a sus hijas huérfanas de madre en el momento, y una mancha en la moqueta al reventar contra ella las croquetas caseras.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Eso no es un hombre es una fuente!!!! Pos no es por na pero seria un negocio para "Nivea", porque usuarias como "Lucrecia" lo agradecerian ¿verdad? Juas. Me encanta, esto se pone cada vez mejor. Pa la proxima mete algo mas warroooo!!!

Musus desd Muskiz